3/2/11

Los fanes

Alguna vez, en una lamentable lista de correos tomada por valedores de la Real Academia Española (organización cuya patente inutilidad sólo se ve igualada por su altanera arrogancia y cuya idea de que es la legítima tenedora de la aduana del idioma siempre me ha parecido patética) entramos en el tema de las preceptivas que se les ocurren a los académicos (casi ninguno lingüista) los días en que trabajan, es decir, los jueves por la tarde del año lectivo en las universidades españolas, unas 38 tardes al año, lo cual es de risa loca. Mientras algunos defendían la polilla académica, yo recordaba patinazos monumentales como cuando convirtieron al módem en "móden" y al CD-ROM en "cederrón" argumentando que en español no había palabras terminadas en "m". El argumento es absurdo porque que no las hubiera no es motivo para que no las haya. Pero, sobre todo, porque sí las había. Le pregunté a los académicos de la lista si podía poner mis "cederrones" en un álbum y se acordaron de una sucesión bastante larga de mis ascendientes femeninas por tres continentes y hasta tiempos del ardipitecus.
En la misma lista entramos (poco antes de que yo decidiera de que era más productivo perder el tiempo martillándome un dedo que hablando con gente cuyo cerebro había adquirido la textura y dureza del granito) en el tema de los plurales, y la necedad de la RAE de que las palabras terminadas en consonante debían pluralizarse con "es", aunque el uso (que, como le hace decir Cervantes a Don Quijote, es el que tiene poder sobre el idioma) no respetara tamaña necedad. Me retaron a que demostrara que el uso no era el que señalaba la naftalinada institución obsoletísima y real, y de allí este pequeño poema satírico nunca editado.
LOS FANES
Mauricio-José Schwarz
De la música son fanes
por eso usan sus modenes
para descargar pluguines
que guardan en cederrones. 
Presurosos hacen cliques
y le dan a los joystickes
para descargar los bites
que transitan por sus chipes. 
Las respuestas de los testes,
se mandan por intranetes,
y aunque a veces tengan bugues,
en las páginas dan hites. 
No les gustan los hackeres
que se meten por las webes
(les parecen cual gangstéres
parecidos a robotes). 
En sus átomos hay quarkes
que miden pocos angstromes
y creen que a muchos parseques
ocurrieron dos big bangues. 
En fútbol jalean a crackes
que siempre viajan en jetes
y celebran sus recordes
-lo comentan en los chates-. 
Dicen que no son esnobes
-aunque visten finos fraques-
ni al disfrutar de raftingues
ni cuando van a picniques. 
Literarios son sus boomes
gracias a sus best-selleres,
financieros son sus crackes
con tremendos handicapes. 
(Si lo suyo no es ni spanglish
una duda queda lista:
-¿Por qué no hablan normalmente?
Nos responden: -Soy purista.)

Gijón, 2002

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